La Inocencia
Una
semana más con todos vosotros desde ese punto indeterminado del espacio
conectamos desde el centro mismo de la galaxia dirigiéndonos a espacios
inexplorados, fantásticos, donde la belleza se puede tocar, donde ningún mortal
pudo alcanzar. Y es que la imaginación tiene esas ventajas, y así acompañados
por breves melodías viajamos durante dos horas en ese espacio infinito lleno de
sensaciones diversas. Dispuestos a absolutamente todo, apostando hasta la
ultima gota por esa caricia en los sentidos.
Y
es que en las noches de Ícaro todo tiene sentido, todo tiene su razón de ser.
Reivindicando esa sensación, la imaginación misma en ese punto central,
reivindicando la sonrisa, la belleza. Reivindicando esa mano tendida, esa
mirada cómplice, la ternura de la caricia justo ahí donde tus ojos clavan. Y es
que la inocencia tiene esas ventajas, porque la Inocencia es real, no es
ninguna invención de este loco soñador que te acompaña todas las noches del
sábado y domingo. Pero es que
Hoy me apetece hablar acerca
de la inocencia. Pues quizá sea ese deseo profundo de conectar con las raíces,
con el sustrato común que
nos une a todos, con ese estado de inocencia consciente, pues sabes donde estas
y que es lo que tienes. Quizás sea el deseo de un mundo más sencillo, menos
complicado. Las relaciones humanas se basan en valores artificiales y carentes
de significado real. Hemos perdido lo más preciado, el nexus, el principio más
importante.
Desde aquí reivindicamos la
inocencia como forma de ser, de forma no hostil, de formas más humanas más
comprometidas con los demás, donde se vean a los demás desde el lado humano, no
animal.
La inocencia como manera de
sentir la vida, desde el aspecto lúdico, desde la consciencia que ve a los demás
como extensión de uno mismo. Que vea el lado luminoso de todas las existencias,
que sea capaz de compartir plenamente sin esos complicados ritos psicológicos
de desarraigo existencial. En fin en cierto sentido utopías, pero por algún
punto hay que empezar.