Una imagen, un sueño. Quizás
sea una quimera, quizá solo sea una ilusión perdida. Ilusión de algo más
grande, de algo que verdaderamente merezca la pena. Porque se dice que cuánto
vale un sueño. No sé, pienso que la vida merece ser vivida. Pienso que merece
la pena vivir, merece la pena disfrutar de la vida sin miedo, sin barreras.
Pienso que muchas veces tenemos miedo de absolutamente todo y nos perdemos en
cuatro minucias de mierda para al final darnos cuenta de que hemos perdido el
tiempo, de que hemos desperdiciado la vida. Y eso si que es triste, cuando uno
deja de vivir estando vivo, deja de experimentar todas sensaciones,
desperdiciar la vida echándola por el retrete de los miedos, de los temores.
Cuánto vale un sueño, cuánto
cuesta una ilusión. Cuanto mide una caricia, cuanto merece una sonrisa? No sé cuánto
ni cómo. Solo sé que merece la pena intentarlo cada día de la vida. La
autenticidad reside en la capacidad de estar vivo, de ser consciente de la
individualidad de cada uno de nosotros, de ser capaces de agarrar cada
experiencia y disfrutarla plenamente. La autenticidad es la plenitud en la
expresión de uno mismo. Sin miedos.
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