Desde "las noches de Icaro" reivindicamos nuestro derecho a ser felices, reivindicamos la sonrisa, esa mano
tendida, reivindicamos nuestro derecho a ver las cosas positivas, nuestro
derecho a dejarnos fluir por el rio de la vida sin justificaciones, sin peros
ni condiciones. Reivindicamos nuestra razón de ser, nuestra razón de vivir y
sentir la belleza de las cosas. Reivindicamos nuestro derecho a sentir placer,
reivindicamos la caricia, reivindicamos la mirada tierna y dulce de la belleza,
la mirada al infinito de la existencia.
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